La pasada semana se celebró el Resurrection Fest en Viveiro, Galicia. Viendo como otros festivales nacionales pierden cada año su esencia, la organización del Resurrection consiguió una gran cantidad de grupos de alto nivel conformando un maravilloso y atractivo cartel.
Los KoRn, Mötorhead, In Flames y compañía han conseguido reunir a más de 54.000 personas, marcando un récord absoluto en este festival. Tras 5 días en este pueblo lucense, me dispongo a comentaros mi camino por este RF, así como sus aspectos positivos y negativos.
A continuación haré un repaso a las bandas que he podido escuchar en directo. Algunas las he oído desde otro escenario, por lo que no las mencionaré debido a que no tengo una opinión demasiado sólida.
Todo comenzaba el miércoles con conciertos de apertura del festival gratuitos. No he asistido a ellos, ya que llegué por la tarde y necesitaba descansar después de conducir durante casi 3 horas.
Mi Resurrection comenzó el jueves a las 15:40 con los vigueses Aphonnic, que nos ofrecieron un gran concierto que duró aproximadamente 35 minutos. Sin duda, fue un enorme inicio para mi. Buen sonido, buena música y muy buena actitud por parte de sus cuatro miembros.
Más tarde sería el turno de Heart of a Coward. Tenía ganas de ver a estos chicos en directo, ya que lo poco que había escuchado de ellos me había gustado bastante. Los británicos dieron, en mi opinión, un soberbio show ayudado del gran carisma de su vocalista Jamie Graham. Jamie consiguió meterse al público en el bolsillo y nos acabó de conquistar cuando bajó del escenario tras finalizar la actuación junto a su guitarrista para saludarnos uno a uno y sacarse fotos con nosotros.
Otros británicos serían los siguientes. Devil Sold His Soul ocupaban el espacio que dejó Periphery, quienes decidieron no acudir días antes del comienzo del festival. La banda de Reading ha ofrecido un concierto sólido que sólo se vio empañado por el bajo sonido del micro de su vocalista Paul Green, a quien por momentos ni se le escuchaba. Quizás les faltó, además, un poco de interacción con el público. Se les notaba un poco cortados.
Por fin el sol nos iba abandonando, no sin antes dejarme los brazos achicharrados. Y con el sol bajando su intensidad, llegó Soulfly. Había muchas ganas de ver a los chicos de Max Cavalera, ya sin Tony Campos al bajo. No lo hicieron mal, pero me esperaba algo más. Quizás fue sensación mía.
Tras Soulfly decidimos irnos a guardar fuerzas para los dos próximos días, ya que no teníamos demasiado interés en las bandas que tocaban después. Si bien me apetecía ver a Black Label Society, tenía que esperar tres horas y preferí escucharlos ya descansando lejos del recinto.
Llegó el viernes, un día en el que estuve 12 horas escuchando buena música sin descanso. Comenzó el día a las 2 de la tarde con los barceloneses Blaze Out, a quienes no conocía y me dejaron un muy buen sabor de boca. A pesar del mal horario que les tocó, dieron un gran concierto.
Los franceses Dagoba serían los siguientes y aquí me sentí un poco decepcionado. La banda hizo una labor espectacular, pero la organización les dio sólo 35 minutos y en un horario realmente matador. Además, ni siquiera les dejaron tocar finalmente los 35 minutos y nos quedamos con ganas de más. A pesar del poco tiempo de actuación, fue una de mis favoritas de todo el Resurrection. Tras ella, sus miembros estuvieron paseando por la zona durante unas horas, lo que nos hizo posible conocerles y sacarnos unas fotos con ellos. Mención especial a su batería Franky Costanza, muy amable y simpático con los seguidores.
Durante las siguientes horas estuve escuchando un poco de todo. Iron Reagan, Kadavar, Toxic Holocaust o Backyard Babies entre otros, hasta llegar a uno de los platos fuertes del festival, Mötorhead. Pude disfrutarlos desde segunda fila y a pesar de su edad dieron espectáculo. Lemmy sigue siendo el mayor atractivo de la banda londinense de hard rock. Al parecer, pidieron expresamente no tocar más de una hora.
A continuación llegarían al escenario principal los fineses Children of Bodom. Al igual que Devil Sold His Soul, la voz de Alexi Laiho se oía muy baja, lo que oscureció un poquito su actuación. A pesar de ese problema, Children hizo las delicias de la gente que no paró de animar durante la hora que duró su presentación.
A la 1 y 20 de la madrugada llegó el momento clave del día. Un compañero me cedía su lugar en primera fila para poder disfrutar al máximo del concierto de los suecos In Flames, uno de mis grandes motivos para acudir a Viveiro. He disfrutado cada minuto de su música, aunque con este quinteto pierdo la objetividad. Como nota curiosa, había acudido a la sesión de firmas de la banda y le había pedido a Anders Fridén que tocaran "The Chosen Pessimist", sabiendo que casi nunca la han tocado en directo. Su respuesta dubitativa y políticamente correcta me hacía pensar que era imposible, hasta que en la mitad de su actuación me sorprendieron terriblemente cuando empezamos a oír los acordes del inicio de la pieza. Niclas Engelin y Björn Gelotte no paraban de acercarse a nosotros para animarnos y Anders subió a un chico a cantar "Take This Life". Cerraron con "My Sweet Shadow" y yo me fui a dormir feliz como un niño con mi
Come Clarity firmado y la púa que Björn Gelotte me lanzó al finalizar.
Me presenté el sábado algo antes de las 3 de la tarde con la intención de ver a Forus, pero decidí irme al escenario principal a intentar colocarme en primera fila y conseguir un buen lugar para ver a la noche a KoRn. Unos compañeros me hicieron un hueco en primera fila desde donde vería mi primera actuación del día, Monuments. Los ingleses estuvieron impecables y su vocalista Chris Barretto mostró una magnífica sintonía con el público.
Carnifex fueron los siguientes en pisar el escenario principal del Resurrection. El grupo americano de deathcore no me mostraba demasiado interés y su actuación me la pasé intentando no abrirme la cabeza contra la valla mientras la gente pasaba por encima de mi.
Skindred fue, para mi sorpresa, el concierto con el que más disfruté en los tres días. Su vocalista Benji Webbe era un auténtico showman que nos hacía saltar, aplaudir, bailar y reír sin parar. No les conocía y me llevé una muy grata impresión de los galeses.
El siguiente grupo en tocar sería Heaven Shall Burn. Los alemanes eran uno de los grupos en los que más interés tenía y por desgracia, sólo pude disfrutar sus tres primeras canciones. A partir de ahí llegó el caos. Una oleada de gente empezó a pasar por encima de nosotros, convirtiendo eso en un infierno. Si mirabas durante 20 segundos al escenario, alguien caía encima de tu cabeza. Alguna gente perdía los nervios y atacaba a los que decidían pasar por encima del resto. Los miembros de seguridad no daban abasto ante la cantidad de personas que hacían "crowd surfing". Tras media hora llena de golpes y asfixias, decidí pedir a los miembros de seguridad que nos sacaran de allí, ya que empecé a pasarlo realmente mal viendo como a mi pareja no paraban de caerle personas encima. Desde aquí, si me leen, les agradezco su gran labor y ayuda. Durante todo el festival fueron muy amables y simpáticos con nosotros, que vimos la mayoría de las actuaciones desde primera fila. Nos daban agua, nos refrescaban con la manguera cuando no soportábamos el calor y siempre tenían una sonrisa en la cara cuando les hablábamos o nos metíamos amigablemente con ellos. Al final del artículo volveré a hacer hincapié en este tema.
Después de un par de horas en los que decidimos descansar después de lo vivido, volvimos a conseguir un puesto en primera fila, aunque esta vez nos aseguramos de que fuera en un lateral para evitar así otro capítulo similar al sucedido anteriormente. Esperamos ansiosos sentados al lado de las vallas charlando mientras KoRn se hacían de rogar. Tras mucho tiempo de espera, el público enloqueció cuando Ray Luzier empezó a hacer sonar su batería al ritmo de "Blind". Los californianos eran el principal atractivo de este festival y la mayoría nos quedamos con ganas de más. A pesar de que su espectáculo fue casi impecable, esperábamos que tocaran más canciones. Su actuación se limitó en al primer disco íntegro, "Falling Away From Me", "Here To Stay" y "Freak on a Leash". Jonathan Davis estuvo bastante apático, dedicándose a hacer su trabajo y nada más. No interactuó con el público y nada más acabar se fue. "Head", "Munky" y "Fieldy" se quedaron a lanzar algunas púas y Ray lanzó algunas de sus baquetas.
A pesar de tener ganas de ver a Fear Factory, el cansancio físico y mental de este duro día me hicieron tomar la decisión de dar por finalizado el Resurrection Fest.
En resumen, en el aspecto musical fue un festival inolvidable. Pude disfrutar de bandas que no creía que podría ver nunca en directo y menos en Galicia, lugar que los grupos internacionales tienen bastante olvidado.
En los demás aspectos hay varias cosas a destacar. En primer lugar la gran hermandad que hay entre los asistentes. La mayor parte de la gente es respetuosa y amigable, permitiendo que disfrutes más todavía. Pude conocer a varios chicos con los que me lo pasé genial y que nos hicieron pasar momentos maravillosos tanto a mi como a mi pareja, que me acompañó en esta experiencia.
Pero no todo han sido buenos momentos. La organización del Resurrection Fest tiene muchas cosas que mejorar, a pesar de que ya van por su décima edición. El jueves cambiaron muchos horarios de actuaciones sin previo aviso, sorprendiendo a todos los asistentes, provocando que muchos no pudieran ver algunas bandas. Los horarios de firmas han sido cambiados con minutos de antelación sin siquiera mencionarlo. De hecho, para la firma de In Flames, me acerqué dos horas antes a asegurarme que sería a la hora establecida y el encargado me lo confirmó. Mi sorpresa fue que tras ir a buscar algo de comer y regresar una media hora después, In Flames estaba ya acabando su sesión de firmas.
Otro aspecto muy negativo son los precios de comida y bebida. La comida es mala y los precios desorbitados. Para más inri me hicieron tirar a la basura dos piezas de fruta y dos bocadillos antes de entrar al recinto para así obligarme a gastar dinero en su comida. Me pareció un detalle lamentable y al final preferí no comer ni beber nada en el recinto a darles un euro a mayores de lo ya pagado por la entrada. No contentos con ello, te hacían pagar hasta los vasos de plástico a un euro.
El último aspecto negativo es lo mencionado en mi opinión sobre el concierto de Heaven Shall Burn. Es un problema que afecta a todos los festivales y creo que es hora de que empiecen a ponerle freno. Me parece genial que se haga un "circle pit" o un "wall of death" en una actuación, ya que ahí participa el que quiere, pero no me parece normal que se permita que 5 o 6 personas realicen "crowd surfing" al mismo tiempo teniendo sólo 5 personas encargadas de la seguridad. La gente que está en las primeras filas para disfrutar del espectáculo se encuentra ante un escenario agónico en el que cada 15 segundos alguien se te lanza encima con todo su peso. No pido que se prohiba el "crowd surfing", lo que no se puede permitir, en mi opinión, es que la misma persona lo haga 10 veces en el mismo concierto. En un festival con tanta afluencia no puedes permitir que tanta gente se tire encima de los demás al mismo tiempo, porque lo único que se consigue es crispación, angustia y en algunos casos pérdida de los papeles por parte de alguna persona que está sufriendo mientras gente se le tira encima sin ningún sentido. Más de una persona acabó con un ataque de ansiedad durante la actuación mencionada debido al sufrimiento de ver como personas (algunas de más de 100 kilos) les aplastaban la cabeza contra las vallas, sin contar que la mayoría de los "surferos" no contentos con eso, pasaban dando patadas y braceando por encima de nuestras cabezas.
En resumen, fue una maravillosa experiencia que se vio empañada por esos detalles que deberían ser pulidos para conseguir que el Resurrection Fest sea no sólo un referente en España, sino en toda Europa.
Cierro así mi crónica, animándoos a dar vuestra opinión si estuvisteis presentes y deseando que no se os haya hecho muy pesada esta lectura.
Mando desde aquí, si es que me leen, un saludo a toda la gente que compartió conmigo algún momento de este viaje. Adrián, Alán, Ana, Fer y alguna persona más a quien no le pregunté el nombre pero con los que fue un placer charlar y disfrutar de este RF.
Muchas gracias por leer hasta el final y os dejo una foto de los "regalitos" que obtuve en el festival. Mi disco
Come Clarity firmado por los integrantes de In Flames, la púa de Björn Gelotte y la de Werther, bajista de Dagoba.